miércoles, 25 de agosto de 2010

El Museo de la Ruta del esclavo recuerda la trata de africanos en Cuba



por: XINHUA

El Museo de La Ruta del esclavo, ubicado en la provincia cubana de Matanzas, en el oeste de la isla, recuerda la huella que dejaron miles de africanos traídos a la fuerza como mano de obra barata.


Inaugurado en junio del pasado año por el presidente del Consejo Ejecutivo de la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas (Unesco), el beninés Olabiyi Babalola Joseph Yai, el museo está enclavado en el Castillo de San Severino, en Matanzas, a un centenar de kilómetros al este de La Habana.

La institución forma parte de un proyecto de la Unesco que tiene el mismo nombre y que rememora cada 23 de agosto el Día Internacional del Recuerdo de la trata de esclavos y de su abolición. Ese proyecto, del cual el museo cubano es el primero de América, surgió en 1993 con la intención de la Unesco de poner término al silencio sobre la tragedia de la trata de esclavos en las distintas regiones y subrayar las consecuencias de ese infame comercio en las sociedades contemporáneas.

La Ruta del esclavo también busca contribuir a la comprensión mutua y la coexistencia pacífica entre los pueblos, en especial mediante la reflexión acerca de los prejuicios de la esclavitud, el diálogo intercultural y el pluralismo cultural.

La inauguración del museo cubano llevó a la práctica un intento de la Unesco que sirvió de incentivo para la creación de la Ruta Maya en Centroamérica y de la Seda, en Asia.

La fortaleza de San Severino, que comenzó a construirse el 13 de octubre de 1693, es una de las edificaciones más significativas de la ciudad de Matanzas y en sus muros se aprecian huellas indelebles de la presencia esclava.

Todavía es posible observar las marcas que hacían los esclavos utilizados como peones en la construcción para señalar el cumplimiento de la fatigosa tarea cotidiana, la cual concluyó en 1734 luego de levantar los muros, cavar túneles y depósitos de agua y emplazar las baterías de la fortaleza.

El castillo fue en su época la sede de la comandancia principal del sistema defensivo de la ciudad, donde se integraban otras estructuras como el fuerte San José de la Vigía, El Morrillo y la batería de Cajigal.

El Museo cuenta con cuatro salas, la Casa del comendador, Presentación arqueológica, De la esclavitud y De los orishas.

Allí se exponen horrores como el calimbo, una práctica que consistía en marcar a los negros con un hierro candente, a su llegada, en los mercados de esclavos, para identificarlos como propiedad del comprador, con una letra u otro signo cualquiera.

Existen referencias que dentro de los barcos también se les calimbaba (marcaba) en el estómago, brazos o espalda, y a las mujeres también se les marcaba en el pecho y las piernas.

En el Museo se expone la exposición "Afro América: la tercera raíz", con 105 carteles didácticos y 14 esculturas africanas donadas por el artista cubano Lorenzo Padilla.

Muy cerca de la fortificación, en el siglo XIX, tuvieron lugar varias sublevaciones de esclavos, una de las más connotadas liderada por la negra Carlota, por lo que no es difícil hallar en las cercanías zonas arqueológicas en antiguas plantaciones y barracones, donde trabajaban y vivían los esclavos.

Se suman a ese entorno los llamados palenques, sitios donde los esclavos fugitivos habitaban y se organizaban en cavernas o sitios de difícil acceso.


Difusión: TONATIUH MALDONADO..

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